Paradójicamente, las ventajas integradoras ofrecidas por las Tics, se proyectan en una sociedad que manifiesta: crisis, pérdida de valores, violencia, corrupción, delincuencia, maltrato, miseria, conflicto armado, entre otros aspectos, sembrando así, desesperanza, dolor, desolación, deshumanización y muerte. En varios casos, el propio impacto tecnológico de las comunicaciones y la virtualidad se convierte en agente de agresión, discriminación, dependencia, aislamiento, explotación, consumismo y degradación social.
¿Cuál debe ser el papel de la Tecnología en términos de la ética, el desarrollo humano y la construcción de valores?, ¿Cómo reorientar el uso y aprovechamiento de los recursos telemáticos, favoreciendo la trasformación de realidades? Existen campos de formación del quehacer educativo que se ocupan de los elementos más intrínsecos del ser humano en su naturaleza espiritual, emocional y afectiva, por lo tanto, se generan más cuestionamientos en su causa, así, ¿puede un área con expresiones tan concretas como la Tecnología, favorecer escenarios para la resignificación de la vida en sus componentes más etéreos?, de ser así, ¿mediante qué estrategias los estudiantes, debidamente empoderados, pueden convertirse en agentes de cambio y liderazgo entre pares?